Abstract:
A mediados del siglo xvi gobernaba en Tlatelolco el cacique don Diego de Mendoza, cuya tataranieta, acuciada por los problemas económicos que atravesaba a finales del siglo xvii, se vio obligada a empeñar algunos documentos de su familia. Fue así como varias personas, principalmente otomíes de lo que hoy es el estado de Hidalgo, tuvieron acceso a estos papeles y se dirigieron a las instancias correspondientes para ser reconocidos como descendientes del cacique tlatelolca. Los motivos fueron diversos: quedar exentos de los padrones tributarios, entrar en los cabildos indios, portar armas, pleitear por las tierras del cacicazgo de don Diego o, en el caso de las mujeres, ingresar en un convento de monjas, al que sólo las nobles indígenas tenían acceso.
A través de un minucioso análisis filológico se demuestra cómo muchos documentos relacionados con don Diego de Mendoza, que creíamos del periodo colonial temprano, son en realidad reelaboraciones tardías inspiradas en manuscritos del siglo xvi. Es en ellos donde don Diego de Mendoza aparece como un personaje de notable alcurnia, al que se adorna con los apellidos más ilustres del pasado y se le hace acreedor de un extenso cacicazgo.
En este ambiente del periodo colonial tardío surgió laf igura de don Diego García, más conocido como don Diego García de Mendoza Moctezuma,quien hizo de la producción de los manuscritos pictográficos y alfabéticos su medio de vida, pues como aquí también se demuestra, él fue el autor intelectual de los códices techialoyan, entre otros documentos.